Glinda es una perra de unos nueve años que fue abandonada en una perrera. Ahora una asociación ha decidido acogerla con la intención de ofrecerle una vida mejor. Glinda acudió a Perro Bueno para someterse a una castración. La esterilización es una intervención rutinaria que favorece la calidad de vida del animal y evita problemas de salud en el futuro.
La perra fue sometida en Perro Bueno a la correspondiente revisión prequirúrgica. En ella observamos que presentaba un tumor mamario de pequeño tamaño. Los perros tienen cinco glándulas mamarias en cada lado, denominadas torácica craneal, torácica caudal, abdominal craneal, abdominal caudal e inguinal. El tumor detectado en este caso se localiza en la mama superior izquierda (M4).
En su exploración general detectamos además que la auscultación pulmonar no era del todo buena, por lo que decidimos realizar una radiografía torácica. Observamos lo que parece una masa en el lóbulo craneal del púlmon izquierdo. Ante este resultado remitimos al paciente para que se le practique una TC (tomografía computerizada) cuyo informe termina de confirmar nuestras sospechas de neoplasia pulmonar.
A pesar de los hallazgos obtenidos en este proceso no consideramos el caso de Glinda como una derrota y recomendamos a nuestra paciente que sea valorada por un oncólogo especialista veterinario para que estudie un posible tratamiento del cáncer. El tratamiento oncológico no es un tratamiento agresivo en perros y permite mejorar notablemente su calidad de vida.
Este caso pone de relieve la importancia de la valoración de veterinarios especialistas, lo que nos permite ofrecer mejores y más precisos diagnósticos, así como la confirmación de que las exploraciones previas a cualquier intervención son fundamentales. Todo ello repercute en el beneficio de nuestros pacientes y en este caso de Glinda, a la que deseamos que pueda recuperarse y tenga una vida feliz.
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